Excursión al Castell de Burriac

Este sábado aprovechamos el día primaveral que hizo en Barcelona para hacer una excursión por el Parque de la Serralada Litoral, concretamente al Castell de Burriac, desde el pueblo de Cabrera de Mar (Maresme). La ruta la encontramos en una guía editada por la Diputación de Barcelona.

El recorrido se inicia en la plaza del pueblo de Cabrera de Mar, tiene una longitud aproximada de 11km, con 400m de desnivel y está catalogada como dificultad media (con calma tardamos unas 3,5h).

El Castell de Burriac, símbolo del municipio de Cabrera, es el objetivo de este itinerario circular que transcurre también por el turó dels Oriols y corona la estratégica cima del turó de l’Infern. Además está señalizada la opción de llegar hasta el turó de Montcabrer, desde donde se puede disfrutar de una vista panorámica de toda la costa del Maresme.

La cima de Burriac (401m) es un mirador espectacular. Por la cara de levante se puede observar desde el Montnegre hasta la montaña de Montjuïc; al norte se observa el Montseny y la Depresión Litoral.

La vegetación de la zona está basada en encinas, pinedas de pino blanco y piñonero y garrigas. Además, no será necesario fijarse demasiado para descubrir madroños, con sus hojas verdes y relucientes que, en ese momento, estaban cargados de frutos esperándonos para que los probásemos.

Las laderas del turó de Burriac fueron habitadas desde la época ibérica (S. VI-III a.C). De hecho, los restos encontrados apuntan a la existencia del asentamiento de Ituro (o Ilduro), de la tribu de los layetanos, una de las ciudades ibéricas más importantes de Catalunya, que llegó a encunar moneda propia. La extensión del poblado se ha calculado en unas 20ha y debía ser el antecesor de la ciudad romana de Iluro, la actual Mataró. En el punto más alto del asentamiento se edificó más tarde un fortín romano, que evolucionó en la edad media en el castillo medieval que hoy se puede ver.

En la cima del estratégico turó de l’Infern (325m) se puede ver un antiguo hito hecha con cuatro piedras que señalan los puntos cardinales y los restos de tres horcas medievales utilizadas en los siglos XIV y XV para colgar a supuestos criminales y malhechores.