Bueno, después de varios años de poner cara de corderito degollado y hacer pucheritos para convencer de lo bonitas y prácticas que son estas botas, además de luchar contra mi propia consciencia, al fin tengo unas botas Hunter!!!!!
Este otoño no me ha costado tanto dar el paso de comprarlas porque he decidido reconocer que sí, son un capricho, una de esas cosas que se te antojan y que sabes que nunca amortizarás, aunque le busques mil y una utilidad (aún me recuerdan la vez que di como argumento que seguramente llegaría el día en que tuviésemos que ir a buscar caracoles y yo no tendría nada que ponerme, lo sé, muy cutre…), pero quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Ahora que ya las tengo solo espero que este año llueva bastante y las pueda aprovechar!!
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